Desde la experiencia de
muchos años asesorando a socios de Empresas Familiares, siempre he admirado la
figura del Fundador o del líder de estas empresas. Sin embargo, de modo
simultáneo, me ha resultado difícil de comprender la resistencia interna de
éstos a dejarse asesorar en cómo establecer las adecuadas reglas de juego entre
la empresa y la familia. Y esto, a pesar
de que muchos amigos y conocidos están siendo víctimas de esta resistencia.
Todos conocemos que la
empresa familiar ha de superar períodos críticos y sortear muchos riesgos,
especialmente cuando se produce la incorporación al poder de una nueva
generación. Pero, no todos tenemos presente que la causa del cierre del 60% de las
empresas familiares se debe a las malas relaciones entre familia-empresa y
entre socios familiares; sólo el 40% restante se debe a otras causas, como
falta de liquidez, obsolescencia, etc…
Me vienen a la mente lo
que en nuestra jerga llamamos “grandes
trampas de la empresa familiar”. Nos referimos a trampas tan reales como
las que se ponían en el monte y que, en el caso que nos ocupa, acechan a los
empresarios familiares. Cuando éstos se dan cuenta, el cepo les ha destrozado el
tobillo.
Concretamente me refiero a dos de aquéllas:
1ª) “Las relaciones
empresa-familia y familiares entre sí es un tema importante, pero no urgente.
Puede esperar”. Y, mientras esperamos, los problemas de relación se enconan y
la empresa empieza su caída. Cuando se convierten en urgentes, la solución es
realmente complicada.
2ª) “Yo conozco esta
empresa y esta familia como nadie. ¿Qué me va a enseñar a mí alguien que viene
de fuera?” Este modo de pensar sería un suicidio, como si de nuestra salud se
tratara y no acudiéramos al médico. La misma gravedad y trascendencia tienen
estas ideas en el marco de la Empresa Familiar. Si alguien tiene dudas y quiere
salir de ellas, basta con que observe la cantidad de empresas familiares que
cierran, dejan divididas a las familias y a numerosos empleados en la calle.
Lo curioso del caso es
que todos los problemas que se producen en la realidad de una empresa han sido
estudiados en profundidad y, en términos médicos, sólo necesitan ciertos
cambios, alguna cirugía y casi nunca convalecencia.
Para ello, se requiere
primero que una persona, experta en la problemática y también en las posibilidades
de la empresa familiar, sepa captar en profundidad los problemas y las
competencias presentes en todas las personas implicadas en el negocio familiar.
Después, mediante conversaciones individuales y colectivas, irá buscando y
desarrollando los puntos de acuerdo, para finalmente proponer unas “reglas de
juego” que regulen las relaciones familia-empresa e interfamiliares; y lo más
importante, lograr el consenso, como único camino para que la familia esté más
unida y la empresa más profesionalizada.
¿Es esta una tarea
compleja? Desde luego, tanto como una peritonitis o una neumonía en una
persona. Pero, bastan la presencia de un especialista y los medicamentos
adecuados para que la enfermedad sea sólo un mal sueño.
José
Alamo Ramírez
Asesor de Empresas Familiares
Coach Ejecutivo y Coach Personal
Asesor de Empresas Familiares
Coach Ejecutivo y Coach Personal
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Es posible que si formula una consulta, se quede sin respuesta. Le ofrezco no obstante otra alternativa:
Puede plantearla en el grupo de Facebook, Consultas Alquileres, donde será atendida su consulta.