La colocación masiva de
participaciones preferentes no hace sino constatar el excesivo poder de las
redes bancarias para canalizar el crédito y “gestionar” el ahorro en nuestro
país. Si en el mundo anglosajón las grandes gestoras de fondos de inversión y planes
de pensiones o las aseguradoras son independientes de las redes de
distribución, en España el poder de los Mercadona, DIA, Caprabo y compañía en
la distribución alimentaria es una broma frente al monopolio de oferta del
sector bancario.
Nada mejor que un ejemplo para
poner de manifiesto tan lamentable situación. Aún sin haber realizado un trabajo de campo
exhaustivo, se puede aventurar que en la totalidad de los supermercados
españoles se puede adquirir un bote de Cola-Cao, una lata de Coca-Cola o leche
infantil Nestlé, todos ellos líderes indiscutibles en su categoría. Asimismo,
siempre se ofrece la marca del distribuidor como la alternativa más económica y
en la mayoría de los casos se ofrece un abanico más amplio de propuestas en
función del binomio calidad-precio. El poder de la mal llamada marca blanca es
cada vez mayor pero la variedad de la oferta en el canal de distribución es
innegable.
Vayamos ahora al sector bancario
y realicemos el mismo análisis. Si nuestro objetivo es obtener
financiación para la compra de cualquier
bien (vivienda, automóvil,etc.) veremos que la variable final que determina
nuestra decisión es el precio (el diferencial sobre euribor para entendernos). Lógico
y normal ya que al igual que cuando se compra gasolina o electricidad, en la
disponibilidad de crédito lo relevante es el precio puesto que estamos ante un
simple y puro bien no diferenciado (commodity). A pesar de ello, el banco nos
intentará “colocar” el mejor seguro de crédito o la mejor tarjeta o el mejor
plan de pensiones del mundo mundial que indudablemente será el de su mismo
grupo. Ya no vamos a hablar de los productos estrella tipo swap de tipo de
interés o hipotecas multidivisa porque nos vamos del tema central, pero no cabe
la menor duda que la aportación de valor para el cliente final cuando la banca
intenta diferenciarse es casi tan pequeña como la letra de sus contratos. No
deja de ser la situación menos preocupante para la financiación empresarial,
siendo uno de los países más bancarizados del mundo, con nula existencia de
mercados secundarios de financiación relevantes para la pequeña y mediana
empresa.
En el mundo del ahorro, la
variable precio pasa a un segundo lugar y el binomio rentabilidad-riesgo es la
clave para una correcta decisión de inversión. En el mundo anglosajón nuestro
asesor financiero independiente nos ofrecerá un amplio abanico de opciones en
función de nuestro nivel de riesgo, siendo la distribución un servicio
totalmente diferenciado a la producción de activos financieros.
En España, una visita a cualquier
sucursal bancaria nos ilustra del total monopolio de la oferta. Si le
preguntáramos al Director el coste del servicio de asesoramiento por definir la
mejor cartera posible para nuestro ahorro la respuesta sería la misma en
cualquier entidad: “Señor, por favor, bienvenido a la banca de cero
comisiones”. Otra pregunta interesante sería sobre la posibilidad de invertir
en algún fondo de prestigio internacional, ya que las aplicaciones
informáticas de última generación de las
que dispone cualquier oficina bancaria española nos encontrarán un producto
similar dentro de su grupo. Esta gratuidad del servicio no es más que la
constatación de que las políticas internas de incentivos son el único motor
real de venta o mejor dicho de limitación de la libertad de oferta de ahorro en
España.
En definitiva, si el poder
político pretende evitar que situaciones como la masiva colocación de
participaciones preferentes a inversores no cualificados no vuelva a repetirse
en el futuro, es imprescindible romper el total monopolio encubierto de la
oferta de ahorro. La banca debe limitarse el servicio de asesoramiento
financiero ofreciendo productos financieros de terceros o de lo contrario
seguiremos poniendo al lobo a cuidar a las ovejas y cuando el hambre aprieta……
seguirán vendiendo preferentes hasta a nuestra abuela.